De no mediar inconvenientes, mañana a partir de las 19 en la sede de Prado 820 se llevará a cabo la asamblea normalizadora de la Federación de Básquetbol de la Provincial de Catamarca.
La historia sin fin, llega a su desenlace. De la voluntad de la dirigencia del básquetbol local dependerá sepultar los tristes recuerdos –que aun atormentan a la disciplina- de la frustrada asamblea de aquel 27 de marzo de 2006, oportunidad en que la irresponsabilidad y las aspiraciones desmedidas de la dirigencia, condenaron al básquetbol local a cuatro años de abandono. Hoy puede ser un día histórico. En manos de los dirigentes está la posibilidad de enderezar el rumbo y comenzar a construir un futuro mejor. Mañana desde las 19 en la sede de calle Prado 820 se reunirán los delegados asambleístas de todas las instituciones afiliadas a la federación para celebrar la Asamblea normalizadora que permitirá sacarla de su condición “Ineficaz e irregular” según dispuso la Dirección General de Personas Jurídicas (IGPJ) en su último dictamen. Podrán participar del acto todas las instituciones, así lo autorizó el organismo rector (IGPJ), además, se supo que asistirá Simón Getzel, Revisor de Cuentas de la Confederación Argentina de Básquetbol (CABB).
El resultado del acto, servirá para saber si la toma de conciencia y la reflexión de la dirigencia, por el daño causado a la disciplina, fue sincero, o simplemente se trató de declaraciones de ocasión.
En cuanto a los candidatos a ocupar el cargo de presidente y tal cuál adelantara El Ancasti, todo indica que Antonio Jalil sería el hombre elegido para la conducción. “En una reunión con la dirigencia de todos los clubes se consensuó su nombre, y Jalil dijo que se encargaría de sumar a Francisco Di Doi y Fernando Brizuela del Moral, que también estarían interesados en trabajar por la Federación”, indicó el normalizador, Raúl Bollada en un contacto con Radio Ancasti.
El tiempo dirá, si las versiones son acertadas y si el “consenso” según Bollada, es sincero. Porque como indica la historia del básquetbol catamarqueño: no alcanza con un nombre, sino con una comisión que trabaje por un objetivo en común, caso contrario, el fracaso está asegurado. Sólo depende de la dirigencia.
La historia sin fin, llega a su desenlace. De la voluntad de la dirigencia del básquetbol local dependerá sepultar los tristes recuerdos –que aun atormentan a la disciplina- de la frustrada asamblea de aquel 27 de marzo de 2006, oportunidad en que la irresponsabilidad y las aspiraciones desmedidas de la dirigencia, condenaron al básquetbol local a cuatro años de abandono. Hoy puede ser un día histórico. En manos de los dirigentes está la posibilidad de enderezar el rumbo y comenzar a construir un futuro mejor. Mañana desde las 19 en la sede de calle Prado 820 se reunirán los delegados asambleístas de todas las instituciones afiliadas a la federación para celebrar la Asamblea normalizadora que permitirá sacarla de su condición “Ineficaz e irregular” según dispuso la Dirección General de Personas Jurídicas (IGPJ) en su último dictamen. Podrán participar del acto todas las instituciones, así lo autorizó el organismo rector (IGPJ), además, se supo que asistirá Simón Getzel, Revisor de Cuentas de la Confederación Argentina de Básquetbol (CABB).
El resultado del acto, servirá para saber si la toma de conciencia y la reflexión de la dirigencia, por el daño causado a la disciplina, fue sincero, o simplemente se trató de declaraciones de ocasión.
En cuanto a los candidatos a ocupar el cargo de presidente y tal cuál adelantara El Ancasti, todo indica que Antonio Jalil sería el hombre elegido para la conducción. “En una reunión con la dirigencia de todos los clubes se consensuó su nombre, y Jalil dijo que se encargaría de sumar a Francisco Di Doi y Fernando Brizuela del Moral, que también estarían interesados en trabajar por la Federación”, indicó el normalizador, Raúl Bollada en un contacto con Radio Ancasti.
El tiempo dirá, si las versiones son acertadas y si el “consenso” según Bollada, es sincero. Porque como indica la historia del básquetbol catamarqueño: no alcanza con un nombre, sino con una comisión que trabaje por un objetivo en común, caso contrario, el fracaso está asegurado. Sólo depende de la dirigencia.
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